jueves, 29 de junio de 2017

Peleas.

Hace tiempo que no paro
y me siento a pensar.
No me había dado cuenta de que
no tenía
-ni la más remota-
idea
de que ya no me acuerdo de mí.

Me quedé quieta, en seco;
y me dí cuenta de que algo
no funcionaba (otra vez).

Mi corazón,
tan testarudo y guerrero;
y mi cabeza,
tan analítica y prudente;
se habían vuelto a pelear.

Aquel que bombea
quería seguir luchando
porque si no estaría perdido,
sin alguien por quién hacer su labor,
sin un fin,
solo porque sí.

Aquella inteligente
se detuvo y pensó
-¿otra vez? No lo aguanto más.

Se cansó de comerse así misma,
de sentir y hacer daño
al testarudo corazón.

Era una pelea de dos,
un niño y un viejo anciano,
un inmaduro
y un experto.

Esta vez,
para mala suerte mía
y del pequeño niño que llevo dentro,
ganó la testa.

Y aún sin haberme levantado,
sigo pensando en tí,
te tengo presente,
pero soy tan débil
tan frágil,
tan delicada,
tan enfermiza,
que no puedo permitir
que el corazón se vuelva a doler;
aún si tengo que comerme entera la cabeza.

Créeme que quería que se cumpliera
nuestro viaje,
nuestro destino,
nuestro futuro...
pero amor,
esta vez;
el dolor del corazón,
me llegó al alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De mí para mí.

Hace tiempo no tenía la sensación de ahogarme en un vaso de agua, ni de tener un nudo constante en el estómago. Hacía mucho que nada me quit...